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Si se quitara este temor supersticioso a los Espíritus, y con él, los Pronósticos de los Sueños, las falsas Profecías, y muchas otras cosas que dependen de ellos, por las cuales, los ambiciosos astutos abusan de la gente sencilla, los hombres estarían mucho más aptos de lo que están para la Obediencia civil.