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  • Mientras los ecologistas y sus lacayos de los medios de comunicación siguen ensañándose con el motor de combustión interna de gasolina y delirando sobre los híbridos, el hidrógeno, los eléctricos, el gas natural, el propano, la energía nuclear y Dios sabe qué otras panaceas, incluida quizá la orina de bovino, no existen alternativas realistas y económicamente viables. Ninguna. Ninguna. Nos guste o no, mientras sigamos dependiendo del automóvil privado para el transporte (aproximadamente el 80% de todos los desplazamientos en el país se realizan en coche), estaremos sujetos al motor de combustión interna.