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Agradezco tener derechos en la proverbial plaza pública, pero, en la práctica, mis derechos más preciados son los que poseo en mi dormitorio, en la habitación del hospital y en la cámara de la muerte.
Agradezco tener derechos en la proverbial plaza pública, pero, en la práctica, mis derechos más preciados son los que poseo en mi dormitorio, en la habitación del hospital y en la cámara de la muerte.