La Inglaterra medieval era una gran potencia militar con una sofisticada maquinaria de gobierno, pero su administración naval, en el mejor de los casos improvisada y durante largos periodos desaparecida por completo, señalaba una grave debilidad: la falta de medios fiables para poner una fuerza de buques de guerra a disposición de la corona. De todos los reyes de Inglaterra, sólo Ricardo I y Enrique V se puede decir que comprendieron el problema e intentaron remediarlo. No es casualidad que fueran, con diferencia, los que más éxito tuvieron en la guerra.