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Para explicar el engaño se recurre a los ejemplos habituales de comportamiento animal. Es curioso que el comportamiento de las musarañas y los gibones nunca se utilice para explicar los modales en la mesa o la seguridad vial o la jardinería, sólo el sexo. En fin, era darwinismo del malo. Tomar el ejemplo de un mono y aplicártelo a ti mismo no tiene en cuenta que el comportamiento animal se hace en beneficio de la especie, no como excusa para el individuo. Ser incapaz de mantener una pareja estable y mantener a los hijos no redunda realmente en beneficio de nuestra especie. Tampoco es realmente en beneficio del mujeriego.