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Por muy capaz y hábil que sea un individuo, si se le deja solo, no sobrevivirá. Cuando estamos enfermos o somos muy jóvenes o muy viejos, debemos depender del apoyo de los demás. No existe una división significativa entre nosotros y los demás, porque nuestra naturaleza básica es la misma. Si queremos garantizar la paz y la felicidad de todos, debemos cultivar un sano respeto por la diversidad de nuestros pueblos y culturas, basado en la comprensión de esta igualdad fundamental de todos los seres humanos.