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  • Son pocos los talentos necesarios para llegar a ser un predicador popular, pues el pueblo se complace fácilmente si percibe en el orador algún esfuerzo por agradarle. Las calificaciones más insignificantes producirán este efecto si el predicador se lo propone sinceramente.

    Oliver Goldsmith, Thomas Percy, Thomas Campbell (1812). “The Miscellaneous Works of Oliver Goldsmith, M.B.”, p.326