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La calidad y el título tienen tales encantos que cientos de personas están dispuestas a renunciar a toda su propia importancia, a encogerse, a adular, a parecer pequeñas, y a empañar todo placer en la restricción, simplemente para estar entre los grandes, aunque sin la menor esperanza de mejorar su comprensión o compartir su generosidad. Podrían ser más felices entre sus iguales.