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La práctica de la mente Zen es la mente del principiante. La inocencia de la primera pregunta -¿qué soy yo?- es necesaria en toda la práctica Zen. La mente del principiante está vacía, libre de los hábitos del experto, dispuesta a aceptar, a dudar y abierta a todas las posibilidades. Es el tipo de mente que puede ver las cosas como son, que paso a paso y en un instante puede darse cuenta de la naturaleza original de todo.