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  • Nunca he oído hablar de nadie que admire el carácter de las ovejas. Incluso las personalidades humanas más bondadosas en contacto con ellas se sienten molestas por su falta de cerebro, valor e iniciativa, por su extraordinaria capacidad para meterse en situaciones incómodas o peligrosas y luego esperar en inerte impotencia a que alguien las rescate.