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Es la vanidad personal más flagrante la que se inmiscuye, sin preguntar, en los asuntos de los demás. Pocos somos los que no nos sentimos capaces de ordenar la vida cotidiana de los demás hasta en sus más mínimos detalles.
Es la vanidad personal más flagrante la que se inmiscuye, sin preguntar, en los asuntos de los demás. Pocos somos los que no nos sentimos capaces de ordenar la vida cotidiana de los demás hasta en sus más mínimos detalles.