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Por muchas posesiones que adquiramos, no nos proporcionarán felicidad ni libertad duraderas. Al contrario, a menudo es nuestra búsqueda de posesiones materiales lo que causa nuestros problemas. Si queremos la felicidad última y liberarnos del sufrimiento, debemos dedicarnos a las prácticas supremas del entrenamiento de la mente. No hay otro camino.