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Sin querer menospreciar en lo más mínimo la habilidad y el trabajo de los panaderos de oficio, la verdad nos obliga a afirmar nuestra convicción de la superior salubridad del pan hecho en nuestros propios hogares.
Sin querer menospreciar en lo más mínimo la habilidad y el trabajo de los panaderos de oficio, la verdad nos obliga a afirmar nuestra convicción de la superior salubridad del pan hecho en nuestros propios hogares.