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El Sr. y la Sra. Boffin estaban sentados mirando al aire, y la Sra. Wilfer, en silencio, dándoles a entender que cada aliento que respiraba requería ser exhalado con una abnegación raramente igualada en la historia.
El Sr. y la Sra. Boffin estaban sentados mirando al aire, y la Sra. Wilfer, en silencio, dándoles a entender que cada aliento que respiraba requería ser exhalado con una abnegación raramente igualada en la historia.