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Creo en un presidente cuyas opiniones religiosas sean un asunto privado suyo, ni impuestas por él a la nación, ni impuestas por la nación a él como condición para ocupar ese cargo.
Creo en un presidente cuyas opiniones religiosas sean un asunto privado suyo, ni impuestas por él a la nación, ni impuestas por la nación a él como condición para ocupar ese cargo.