En los países donde los impuestos sobre la renta son más bajos que en Estados Unidos, la posibilidad de aplazar el pago del impuesto estadounidense reteniendo los ingresos en las empresas filiales proporciona a las empresas que operan a través de filiales en el extranjero una ventaja fiscal de la que no disponen las empresas que operan únicamente en Estados Unidos. Muchos inversores estadounidenses se han servido adecuadamente de este aplazamiento en la realización de sus inversiones en el extranjero.