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Tu ingenio no puede espesarse en ese aire suave y húmedo, en esos caminos blancos y primaverales, en esos juncos brumosos y ciénagas pardas, en esas laderas de rocas de granito y brezo magenta. No tienes esos colores en el cielo, ni ese atractivo en las distancias, ni esa tristeza en las tardes. ¡Oh, el soñar, el soñar, el torturante, desgarrador, nunca satisfactorio soñar, soñar, soñar, soñar!