Un hombre casado es responsable de todo, pase lo que pase. Las mujeres, gracias a que han estado oprimidas todos estos años, son inocentes, libres como pájaros, y toda la porquería que hacen es el resultado del síndrome premenstrual o del estrés postmenstrual o de la menopausia o de la falta de poder emocional de sus padres o de las bajas expectativas de sus profesores o del acoso sexual latente y tácito en el lugar de trabajo, o de alguna otra excusa aireada. El hombre es el único responsable de que cada día de matrimonio no sea maravilloso y significativo.