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En la mayoría de los casos, un acto sexual inoportuno no es más molesto que vacunarse, así que no tiene sentido insistir en ello como si fuera un destino peor que la muerte. Con habilidad y buenos modales puedes evitar tener que hacer el sacrificio, pero si te encuentras en una situación comprometida en gran parte por tu propia culpa, deberías dejar de defender tu virtud y empezar a preocuparte por tu madurez. Eso te dará algo en lo que pensar mientras el parachoques salvaje hace de las suyas.