Si un hombre, a quien conozco por honrado y opulento, y con quien vivo en íntima amistad, entrase en mi casa, donde estoy rodeado de mis criados, tengo la seguridad de que no me apuñalará antes de salir de ella, para robarme mi plata; y no sospecho más de este suceso que de la caída de la casa misma, que es nueva y está sólidamente construida y cimentada--.Pero es posible que se haya apoderado de él un frenesí repentino y desconocido: -Así puede surgir un terremoto repentino y sacudir y derrumbar mi casa a mis espaldas.