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Quisiera que los días fueran como siglos, cargados, fragantes. Ahora los contamos como días de banco, por alguna deuda que se nos ha de pagar, o que hemos de pagar, o algún placer que hemos de saborear.
Quisiera que los días fueran como siglos, cargados, fragantes. Ahora los contamos como días de banco, por alguna deuda que se nos ha de pagar, o que hemos de pagar, o algún placer que hemos de saborear.