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No pudimos evitar contrastar la ecuanimidad de la Naturaleza con el bullicio y la impaciencia del hombre. Sus palabras y acciones presumen siempre de una crisis cercana, pero ella permanece siempre silenciosa y sin pretensiones.
No pudimos evitar contrastar la ecuanimidad de la Naturaleza con el bullicio y la impaciencia del hombre. Sus palabras y acciones presumen siempre de una crisis cercana, pero ella permanece siempre silenciosa y sin pretensiones.