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Nunca escucho calumnias, porque si son falsas corro el riesgo de que me engañen, y si son ciertas, de odiar a personas en las que no merece la pena pensar.
Nunca escucho calumnias, porque si son falsas corro el riesgo de que me engañen, y si son ciertas, de odiar a personas en las que no merece la pena pensar.