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El genio en el poeta, como el nómada de Arabia, siempre errante, siempre se instala allí donde el pozo o la palmera le invitan a acampar. Perpetuamente saliendo de sí mismo y de su propia condición circunstancial positiva de ser hacia otros corazones y otras condiciones, el poeta obtiene su conocimiento de la vida humana transportando su propia vida a la vida de los demás.