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Todos queremos una vida feliz sin dificultades ni sufrimiento. Creamos muchos de los problemas a los que nos enfrentamos. Nadie crea problemas intencionadamente, pero tendemos a ser esclavos de emociones poderosas como la ira, el odio y el apego, que se basan en proyecciones erróneas sobre las personas y las cosas. Tenemos que encontrar formas de reducir estas emociones eliminando la ignorancia que las subyace y aplicando fuerzas opuestas.