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Cuando supe que iba a poder escribir a tiempo completo, me pregunté: "¿Qué va a pasar con las relaciones dentro de mi familia?". ¿Van a cambiar? ¿Van a ser de esas en las que dices: "¡No puedo más! ¡Sácame de aquí! No soporto a estos niños gritones". El resultado fue que pude cambiar los pañales sin problemas, después de clavarme el alfiler en los dedos unas cuantas veces. Me di cuenta de que los niños no son especialmente difíciles de tratar.