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  • Algunos de mis momentos más infelices han tenido lugar en organizaciones. De alguna manera, parece bastante respetable hacer cosas en las organizaciones que nunca harías en la vida privada. Me han insultado a la cara delante de mis compañeros. Me han hecho tragar mis sentimientos con el pretexto de que me haría bien. Me han exigido hacer cosas con las que no estaba de acuerdo porque la organización así lo deseaba... En mis peores momentos he pensado que las organizaciones eran lugares diseñados para ser dirigidos por sádicos y atendidos por masoquistas.