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Porque no es posible unir la sabiduría serpentina con la inocencia columbina, a menos que los hombres conozcan exactamente todas las condiciones de la serpiente: su bajeza y el ir sobre su vientre, su volubilidad y lubricidad, su envidia y aguijón, y lo demás; es decir, todas las formas y naturalezas del mal: porque sin esto, la virtud yace abierta y sin cerco.