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  • Si realmente quiero mejorar mi situación, puedo trabajar en la única cosa sobre la que tengo control: yo mismo. Puedo dejar de intentar moldear a mi mujer y trabajar en mis propias debilidades. Puedo centrarme en ser un buen compañero de matrimonio, una fuente de amor y apoyo incondicionales. Con suerte, mi mujer sentirá el poder del ejemplo proactivo y responderá del mismo modo. Pero, lo haga o no, la forma más positiva de influir en mi situación es trabajar en mí mismo, en mi ser.