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Si las temperaturas veraniegas más altas se convierten en la norma en el futuro, la gente se adaptará. Quizá duerman la siesta con más frecuencia por la tarde y reconviertan sus casas en consecuencia. Lo bueno es que todos estos cambios no se producirán de la noche a la mañana, sino en el espacio de décadas. Aún tenemos tiempo suficiente para reaccionar.