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Una declaración de propósitos es, en esencia, una razón de ser escrita. La misión de Jesús le ayudó a decidir cómo actuar, qué hacer e incluso qué decir cuando surgían situaciones difíciles. La claridad es poder: Una vez que tienes claro para qué estás aquí, los "trabajos" son sólo un medio para cumplir tu misión, no un fin en sí mismos.