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  • Una falacia frecuente es suponer que una prueba de la existencia de una vida después de la muerte sería también una prueba de la existencia de una deidad. Esto dista mucho de ser cierto. Si, como sostengo, no hay ninguna buena razón para creer que un dios creó o preside este mundo, tampoco hay ninguna buena razón para creer que un dios creó o preside el otro mundo, en el improbable supuesto de que tal cosa exista.