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El esfuerzo constante en las pequeñas cosas del día a día conduce a la verdadera grandeza. En concreto, son los miles de pequeños actos y tareas de servicio y sacrificio los que constituyen el dar o perder la vida por los demás y por el Señor. Incluyen el conocimiento de nuestro Padre celestial y del Evangelio. También incluyen traer a otros a la fe y a la comunión de su reino. Estas cosas no suelen recibir la atención o la adulación del mundo.... .