-
Competir unos contra otros deja poco espacio para la reciprocidad y el crecimiento del capital social. Correr contra otro en una carrera puede beneficiar nuestra velocidad, pero organizar conjuntamente la jornada deportiva produce cooperación y confianza. Hay muchas situaciones en las que la cooperación y la reciprocidad son más eficaces que la competición. Las virtudes cívicas surgen de lo que tenemos en común, en lugar de utilizar nuestras diferencias para crear grupos internos y externos y una competición motivada por el miedo.