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  • Las lecciones que hemos empezado a aprender me hacen albergar esperanzas de que los seres humanos se vuelvan más amistosos, más armoniosos, menos dañinos. La compasión y las semillas de la paz podrán florecer. Al mismo tiempo, cada individuo es responsable de ayudar a guiar a nuestra familia global en la dirección correcta. Los buenos deseos no bastan, hay que asumir responsabilidades. Los grandes movimientos humanos surgen de iniciativas humanas individuales