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Debo declarar honestamente mi convicción de que, desde los días de la Reforma, nunca ha habido tanta profesión de religión sin práctica, tanto hablar de Dios sin caminar con Él, tanto oír las palabras de Dios sin hacerlas.
Debo declarar honestamente mi convicción de que, desde los días de la Reforma, nunca ha habido tanta profesión de religión sin práctica, tanto hablar de Dios sin caminar con Él, tanto oír las palabras de Dios sin hacerlas.