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Para que el resto de tu vida tenga el mayor sentido posible, dedícate a la práctica espiritual si puedes. No es más que actuar por interés hacia los demás. Si practicas sinceramente y con persistencia, poco a poco, paso a paso, irás reordenando tus hábitos y actitudes para pensar menos en tus propias y estrechas preocupaciones y más en las de los demás, y así encontrarás la paz y la felicidad.