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Cada vez me interpreto más a mí mismo, a medida que envejezco. Incluso como escritor, nunca me he encasillado. Siempre he rebotado de un proyecto a otro, o he iniciado mis propias cosas. Nunca se me conoció como el tipo que escribía comedias románticas o de ciencia ficción, o lo que fuera, pero eso me divierte. Las dos primeras películas que hice, como guionista, eran thrillers, lo cual era genial. No había nada divertido en ninguna de ellas, o no intencionadamente. De hecho, me encanta eso.