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  • Los Evangelios se escribieron con tal proximidad temporal y geográfica a los hechos que registran que habría sido casi imposible fabricar acontecimientos. Cualquiera que se hubiera preocupado podría haber comprobado la exactitud de lo que relataban. El hecho de que los discípulos fueran capaces de proclamar la resurrección en Jerusalén frente a sus enemigos pocas semanas después de la crucifixión demuestra que lo que proclamaron era cierto, pues nunca habrían podido proclamar la resurrección en tales circunstancias si no se hubiera producido.