-
Amo a mi familia. Volví a casa los otros días. Mi hermano estaba desmayado en el sofá, con un frasco vacío de somníferos en la mano. Así que llamé a los paramédicos, y le hicieron un lavado de estómago, y creo que ha aprendido la lección: ya sabes, que nunca se tome mis dos últimos somníferos.