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... a mi padre le encantaba hacerme fotos. Cuando tenía nueve años me hice mis propios disfraces para una obra del colegio y experimenté la experiencia de convertirme en diferentes personajes. Me encantaba documentarme como imágenes diferentes y creo que mi obra evolucionó a partir de esta actividad favorita. Las fotografías que expuse en New York yuxtaponían realidad y fantasía. Estaba la vida cotidiana y la fantasía desmontaba esa realidad.