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  • En la cultura consumista del matrimonio, los compromisos duran mientras la otra persona satisfaga nuestras necesidades. Seguimos creyendo en el compromiso, porque sabemos que las relaciones comprometidas son buenas para nosotros, pero poderosas voces que nos llegan de dentro y de fuera nos dicen que somos unos pringados si nos conformamos con menos de lo que creemos que necesitamos y merecemos en nuestro matrimonio. La mayoría de los baby boomers y sus descendientes llevamos en la cabeza la voz interiorizada de la cultura del consumo, que nos anima a dejar de trabajar tanto o a salir de un matrimonio que no satisface nuestras necesidades emocionales actuales.