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Cuando las generaciones futuras echen la vista atrás y recuerden el miedo al calentamiento global de los últimos 30 años, nada les chocará más que la medida en que los registros oficiales de temperatura -en los que se basó en última instancia todo el pánico- se "ajustaron" sistemáticamente para mostrar que la Tierra se había calentado mucho más de lo que los datos reales justificaban.