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Ninguna bala mágica, ni siquiera Internet, puede salvarnos de la explosión demográfica, la deforestación, la alteración del clima, el envenenamiento por contaminación y la extinción al por mayor de especies vegetales y animales. Vamos a tener que querer cosas diferentes, buscar placeres diferentes, perseguir objetivos diferentes de los que nos han estado impulsando a nosotros y a nuestra economía global.