Desde el punto de vista medioambiental, los negocios en Estados Unidos en 1970 eran muy similares a los negocios en China en la actualidad. Aunque un director general quisiera ser un ciudadano corporativo responsable, él (y entonces todos eran "él") simplemente no podía invertir mil millones de dólares en controles de contaminación para fabricar un producto que no se distinguiera de los de sus competidores. Sus productos quedarían fuera del mercado. La aprobación de leyes que establecieran unas condiciones equitativas para todas las industrias debía ser uno de los objetivos principales de la década de 1970.