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Una de las cosas de las que hablo mucho en mi trabajo y que intento practicar -lo cual es realmente difícil- es que en esos momentos en los que nos piden que hagamos cosas o nos piden que nos hagamos cargo o nos piden que nos ocupemos de algo, tenemos que tener el valor de elegir la incomodidad en lugar del resentimiento. Y para mí, una gran parte de mi práctica de la autenticidad ha sido elegir la incomodidad y decir no.