En los grupos sociales poco desarrollados, encontramos muy poca enseñanza y formación formales. Para inculcar a los jóvenes las disposiciones necesarias, los grupos salvajes se basan principalmente en el mismo tipo de asociación que mantiene a los adultos leales a su grupo. No tienen dispositivos, material o instituciones especiales para la enseñanza, salvo en relación con las ceremonias de iniciación por las que los jóvenes son admitidos como miembros de pleno derecho de la sociedad. En su mayor parte, dependen de que los niños aprendan las costumbres de los adultos, adquieran su conjunto emocional y su bagaje de ideas compartiendo lo que hacen los mayores.