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Éramos grandes compañeros [con Rajiv Gandhi]: muy, muy, muy amigos. De hecho, en mi visita a la India como Primer Ministro, fuimos a cenar a su casa. Hay dos aspectos que recuerdo: uno es a él diciendo cómo tenía problemas con su gente de seguridad, porque insistían en que llevara chaleco. Decía que era muy incómodo y que a menudo se lo quitaba, pero, por supuesto, al final, no habría importado si hubiera llevado tres chalecos: se habría ido.