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Cuando era un niño enfermo, siempre miraba por la ventana. Los objetos de mi observación eran el sol, las estaciones, el viento, los locos y la muerte de mi abuelo. Durante mi largo periodo de observación, sentía que algo parecido a poemas llenaba mi cuerpo. Estaban en una especie de estado y condición que los hacía difíciles de plasmar en palabras. Como estudiante universitario, me esforcé por escribirlos en coreano. En esa época preveía mi muerte y la del mundo. Creo que mis poemas empezaron entonces.