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Lamentablemente, demasiados directivos de empresas siguen creyendo que la forma de aumentar la productividad y los beneficios es reducir continuamente los salarios, las prestaciones y los gastos de formación, una estrategia que sólo puede llevarse hasta cierto punto. En una sociedad desarrollada, llega un momento en que los salarios y las prestaciones no pueden reducirse más y, a largo plazo, la ventaja económica comparativa debe obtenerse mediante la movilización eficaz de una mano de obra formada, comprometida y leal.